¿Cómo explicar la sistematicidad en los asesinatos de líderes sociales?
A lo largo de la historia, muchos países del mundo y en mayor medida los de latinoamérica, han padecido grandes momentos de depresión, en los cuales sus sociedades estuvieron opacadas y no se les veía rumbo alguno, estas épocas de declive y abatimiento fueron generadas en muchas ocasiones por conflictos internos en dichos países, debido a la falta de entendimiento entre en el pueblo o de este con los mandatarios, incluso con los modos de ejecutar las decisiones de estado, cuando estos ejercían formas de poder dominantes e impetuosas y asimismo absolutamente arbitrarias respecto a las normas generales que se suponían establecidas. Como consecuencia de lo anterior, se comenzó a dar una situación indignante y antes impensable, que hoy en día parece ser que no hemos superado, esta es el asesinato de líderes sociales”. Estos perjudicados han sido desde siempre personas que han sabido defender su opinión y recoger en ella el conjunto de un pensamiento colectivo, así como también han sabido trabajar por conseguir los objetivos ligados a su planteamiento, estas son las personas que tienen el coraje de reclamar aquello que nos corresponde y no estamos recibiendo, o por el contrario, denunciar aquellos actos que no se deberían cometer, son ellos quienes propagan la voz de la inconformidad solicitando la justicia.
Latinoamérica ha derramado mucha sangre inocente a causa de personas intolerantes, caprichosas, impulsivas y déspotas, incluso ignorantes. Mandatarios autoritarios y sin límites como Pinochet, Videla, Ríos Montt, y sin ir más lejos, Nicolás Maduro, son personajes que han oprimido la voz de sus pueblos, pero el autoritarismo no es la única causa, el pueblo también asesina al pueblo por que es intolerante y es ahí donde está la raíz.
En el caso particular de Colombia, recientemente se ha vivido un proceso transicional para la paz desde el gobierno de Juan Manuel Santos, en el que se inició dicho ejercicio; para llegar a la firma de la paz se atravesaron una infinidad de obstáculos que aún no terminan, a lo largo de este periodo en busca de la paz, se ha hecho visible la falta de uniformidad en el pensamiento social para discernir la reinserción en la sociedad de los grupos al margen de la ley, las garantías para las víctimas y los victimarios y demás tópicos tratados en documentos oficiales, como el que se sometió a votación al determinarse como plebiscito; pero la generalidad de actos no solo denotaron falta de uniformidad, sino una gran intolerancia ante los pensamientos no coincidentes.
Desde la difícil temporada del conflicto, los líderes sociales eran asesinados, eran los grupos al margen de la ley o los carteles de narcotráfico, quienes los usaban como herramienta para extorsionar y exigir bienes o garantías, muchas veces simplemente por intentar hacer cambiar de opinión a los cabecillas de estas organizaciones, eran asesinados, el hecho de pensar diferente y decirlo los hacía sus enemigos. Hoy, el periódico Semana, habiendo pasado ya tiempo desde la firma de la paz y la subida al gobierno de Iván Duque, se tienen estadísticas y datos que reflejan que los autores materiales e intelectuales de la gran cantidad de asesinatos a líderes sociales en este momento, ya no son únicamente de grupos al margen de la ley, (ni estos carteles expendedores de estupefacientes), de hecho estos representan “la minoría” (los disidentes de las FARC, con 19 casos y el ejército de liberación nacional, con 8 casos), ahora la mayoría de casos (que tienen supuesto autor) están presuntamente atribuidos a “militantes” paramilitares (44 casos), también se han hecho 14 presuntas asignaciones del cargo por asesinato por parte de fuerza pública (11 casos del ejercito y 3 de la policía) además de un grupo armado no identificado al que se le adjudican 35 casos; sin embargo la cifra más alarmante es la de los casos sin autor identificado (presuntamente), estos son 118 casos.
El artículo hace un reflexión con respecto a la frecuencia con que estos trágicos hechos han sucedido recientemente; la anterior apreciación busca incidir en el origen de estos sucesos en la historia. Ya teniendo los antecedentes claros, el redactor(a) del artículo parte de los testimonios brindados por algunos personajes íntimamente ligados con el proceso de paz y las investigaciones acerca de la alarmante cifra de decesos que se ha trazado en un informe (realizado por el programa Somos Defensores, el Cinep, la Universidad Nacional de Colombia, la Comisión Colombiana de Juristas y el portal Verdad Abierta). Un representante de ello es el fiscal general de la nación Néstor Humberto Martínez, quien afirma que lo correcto es referirse a la sistematicidad de estos acontecimientos como una sistematicidad pasiva, debido a que no se encuentran implicados los agentes del estado, pese a lo anterior el delegado de la comisión colombiana de juristas, Camilo Bonilla, quien también investiga para el informe, afirma que con la continuidad y reiteración de estos eventos, se puede deducir una sistematicidad, además augura que “la omisión por parte del Estado también puede indicar sistematicidad” -en este caso activa- (Semana - INFORME | 2/5/2019 1:03:00 PM - ¿Cómo explicar la sistematicidad en los asesinatos de líderes sociales?). Otro aspecto que advierte sistematicidad en la planeación es la muestra estadística de que el 44% de estos asesinatos se presentaron en los hogares de las víctimas y adicional a ello, también es visible una afección específica de defunciones en una zona geográfica determinada del país.
La información precedente lo único que sugiere es que estos actos en contra del derecho a la vida y a la libertad de expresión sí siguen un patrón de sistematicidad, a pesar de que no exista una coincidencia en la acusación a presuntos autores materiales e intelectuales, puede darse el caso de que exista un objetivo común entre “organizaciones” que siempre ha solido ser el opacar la voz de los valientes que reclaman lo justo, y por ello comparten tales acciones, sin embargo esto no tiene porque implicar que los ideales de los agresores sean comunes. Para el estado y el sistema judicial aún es difícil ahondar en su conocimiento acerca de la situación debido a que muchas de las víctimas no manejan muchas temáticas, y sin un desglose de pruebas contundentes el proceso se torna más complejo, largo e incluso más injusto de lo que puede ser normalmente.
Uno de los medios que que puede ser utilizado para descifrar al autor de cada crimen, es rastrear el origen del casquillo y el proyectil cuando se logra obtener el arma homicida, así se llega a fábricas productoras por las cuales se podría descifrar la identidad de los victimarios, no obstante, a la gente del común le incordia y considera inauditas las inconsistencias que se han presentado en el proceso, y la permisión de estos devastadores hechos por lo que han salido a protestar. La lenidad del proceso ha sido tal, que se ha presentado el caso de que las cifras de asesinatos de ciertos municipios no concuerdan con las presentadas por medicina legal, se dice que esto puede tener explicación sin embargo no deja de aumentar la inconformidad.
El informe también plantea una preocupación por la ausencia de una voluntad decidida en el estado para desmontar las estructuras paramilitares (que han sido protagonistas de los asesinatos), y de alguna manera, denuncia la falta de eficacia de este mismo para que dejen de ocurrir estos homicidios; con ello, los redactores del informe sobre el acontecimiento de los líderes, buscan llamar la atención del gobierno para que este tome medidas y actúe ante él como un hecho que le compete directamente.
Yo como ciudadana, considero de suma importancia agilizar tanto los procesos judiciales como los de investigación previa en todas las zonas de la nación; el estado y el poder judicial se deben encargar de garantizar un funcionamiento igualitario de las formas de justicia en todos los sectores del país, debido a que actualmente no existe igualdad en el funcionamiento de las zonas periféricas con respecto a las centrales, no pretendo desmeritar las modernas reformas que se han hecho para estos procesos, sin embargo aún necesitan bastante trabajo. Asimismo me parece pertinente que los líderes estatales reconozcan todos los casos de violencia como lo que son, actualmente su falta de reconocimiento solo desvía la atención y desliga algunos casos que sí pertenecen al conjunto de los asesinatos de los líderes sociales. Ahora, como una pieza más del rompecabezas del pueblo colombiano, considero que debemos actuar con respeto y educar en la tolerancia, una sociedad ignorante es más propensa al conflicto, es necesario presionar para que los asesinatos que han ocurrido hasta el día de hoy no queden impunes, y para que los agentes corruptos no ralenticen los procesos, como dice residente en su canción el aguante “castigamos al humilde y aguantamos al cruel”, eso es justo lo que no debemos permitir.
Sara Díaz
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